La Vida Consagrada que peregrina en Cuba, se une en oración, al duelo nacional por el lamentable accidente aéreo ocurrido el viernes 18 de mayo, hacia el mediodía y que, por diferentes medios de comunicación hemos sido informados.
Entre los días 17 y 19 de noviembre los juniores de Cuba nos reunimos en Madruga (casa de las Hijas de la Caridad), lugar y ambiente especial donde al menos dos veces al año nos encontramos para compartir la vida, formarnos y caminar juntos.
Nos acompañó en esta ocasión el P. Alberto Reyes que desde el otro extremo de la Isla, Maisí, ha venido para ofrecernos su experiencia con el tema: “Caminando hacia la vida que quiero vivir”. También estuvo con nosotros, como habitualmente, María Paz Viniegra, RJM.
Arquidiócesis de La Habana, parroquia de Paula, 13 de octubre de 2017: El equipo de la Pastoral Juvenil (PJ) en la Arquidiócesis de La Habana se prepara para celebrar la llegada de la cruz y el ícono mariano de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que peregrinarán por este territorio del 5 al 9 de noviembre venidero.
En estos momentos, cuando muchas familias han sufrido de cerca la pérdida de sus bienes por el paso de fenómenos meteorológicos, los jóvenes católicos tienen un motivo de júbilo, para sembrar la esperanza en todo el pueblo: Jesús en la Cruz viene a recordarnos que siempre hay esperanza, incluso tras la muerte.
Hablar sobre la obra de 24 años de un sacerdote como Jesús María Lusarreta es difícil en pocas palabras. Yo, como muchos, conocí a un padre que, aun con sus momentos de mal genio, dejaba ver a un hombre llamado por Dios y a un sacerdote celoso de la obra parroquial comenzada al llegar a la parroquia de la Medalla Milagrosa en 1994.
Arquidiócesis de La Habana, Casa de Retiros “San José” de Juanelo, 1ro de diciembre de 2016: La hermana Gladys, de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, fue despedida el viernes 18 de noviembre pasado por los jóvenes de su comunidad; previo a su viaje definitivo a su tierra natal: Colombia.
Dicha religiosa se ganó el respeto y la admiración de todos los que la conocieron, especialmente los de menor edad. Durante cinco años, la hermana Gladys trabajó arduamente en pos de construir una comunidad que tuviera como base las nuevas generaciones y como centro a Dios.