Resurrecion 2022


La resurrección de Jesús es la máxima expresión de la bondad salvadora de Dios hacia nosotros. Al resucitar a Jesús, Dios Padre re-abre el juicio sobre Jesús, juicio que sus enemigos creían concluido para siempre con la muerte de Jesús en la cruz. La resurrección le da la razón
definitiva a Jesús y a su proyecto.

Como todas las obras de Dios, los resultados, que siempre son buena noticia para nosotros,casi nunca responden a nuestras expectativas. La crucifixión de Jesús fue pública. Un escándalo y una humillación aplastante para la causa de Jesús. Ganaron sus adversarios.

Muerto el pastor, dispersadas sus ovejas. En la mañana del primer día de la semana, todavía resuenan las burlas de los jefes religiosos: "Bájate de la cruz para que creamos en ti. Que venga tu Dios a salvarte".
Nuestro sentido de la proporción y de la justicia exigía que también fuera pública y aplastante la victoria de Jesús sobre los que lo crucificaron. Que Dios restregara en la cara de Pilato y los sumos sacerdotes el triunfo de Jesús sobre la muerte.

Pero no fue así. Dios Padre resucita a Jesús casi como una nota a pie de página en el libro de la Pasión. Dice Pedro en el discurso de los Hechos de los Apóstoles que escuchamos hoy como primera lectura, que Dios "hizo ver a Jesús, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección".

El hecho mismo de la Resurrección no fue presenciado por estos testigos. Quedan solamente a sus ojos la tumba vacía y los lienzos que cubrieron el cuerpo. Es solamente después que Jesús "se deja ver", Aparece y desaparece a su antojo. Desafía puertas cerradas y tiene que superar incredulidades y temores. Poco a poco, los discípulos van
haciendo la experiencia de la nueva presencia de Jesús entre ellos. Por unos días, antes de su Ascensión, Jesús se les hace presente. No solamente se deja ver sino también tocar. Come y bebe con ellos.

Después de la Ascensión, la presencia de Jesús entre sus seguidores es radicalmente diferente. Ya no nos queda más que el testimonio. La palabra y la experiencia resucitada de los testigos. Para nosotros, el testimonio de los que compartieron su "pasar haciendo el bien" durante su vida mortal y el testimonio de sus apariciones. Para los que vengan después de nosotros, nuestro testimonio de la fuerza del Espíritu del resucitado. Jesús sigue actuando en nosotros y a través de nosotros.

 

  
Escrito por: P. Alberto García Sánchez, S.J.